Editado un diccionario con las principales bandas de este movimiento musical en España y Latinoamérica, donde se repasan algunos de los nombres más llamativos
El 'punk' no empezó en el Nueva York de los Ramones ni en el Londres de los Sex Pistols a finales de los 70 del siglo pasado. Lo hizo en Lima en 1964 de la mano de Los Saicos. Esta es la premisa en la que se basa el recién publicado Diccionario de Punk y Hardcore. España y Latinoamérica que ha coordinado Zona de Obras y ha editado la Fundación Autor. "Quien quiera oír que oiga", advierten en la contracubierta. "El punk tiene su historia y esa es paralela a la definida por la imaginería del rock angloparlante", reza la presentación de este compendio de bandas.
Lo cierto es que una característica básica y fundamental de un grupo punk es su nombre. Es sin duda su carta de presentación al público, su declaración de intenciones e incluso marca su línea ideológica y editorial. Repasando las páginas de este diccionario el lector puede encontrarse con más de una historia curiosa. Por ejemplo, la de Evaristo, líder de los vitorinos La Polla Records, separados en 2002, cuyo proyecto en solitario, además de The Kagas y The Meas, tiene un nombre que se mueve en el mismo referente inguinal que la banda que le vio dar sus primeros pinitos en el escenario, aunque no hace presagiar nada bueno: Gatillazo.
Cierto es que si alguna letra se asocia al punk esa es la 'k', y aquí es donde algunas bandas se han erigido como las más brutas, nominalmente hablando, claro. Kagada de Perro, Kalzoncillo Amarillo, Kancer d'eskroto o Katarro Vandáliko dejan a unos clásicos como Kaka de Luxe (donde militó una joven Alaska) a la altura de Walt Disney. Si uno busca en este libro por Basura, se encontrará hasta tres bandas (dos españolas y una colombiana), si lo hace por 'anti' hay hasta una decena de entradas (por razones obvias) y si es por 'no' verá que hay casi una veintena (por las mismas razones que antes); si continúa leyendo verá que no debe confundir a Eskorbuto, de Bilbao, con Escorbuto Crónico, de Tenerife. Lo mismo sucede con los argentinos Flema y Flemita, que son lo mismo pero no del todo.
Humor de sal gorda, zafio, socarrón y, en ocasiones, con mala leche. Así son los nombres de las bandas del punk que durante décadas han plagado los agujeros más sucios de las ciudades de la península y de latinoamérica. Hete aquí algunos de los más llamativos: A Jako Pako, Aborto Eléctrico, Ácido Folklóriko, Arruinado pero feliz, BBs paranoicos, Conmoción Cerebral, Conspiración Piromaníaca, Delirios Krónicos, Frank Sikiatra, Hachazo, Inflexión Respiratoria Aguda, Laxantes, Lopo Drido, Likidillo anti-fascista, Leusemia, Masturbadores Mongólicos, Mercado Negro, Metadona, Muñecas Putas, Mugre, Mierdaster, Ni Por Favor Ni Hostias, Olor a Sobaco, Orines de Puerco, Polikarpa y sus Viciosas, Segismundo Toxicómano, Sobrios Emputados o Zirrosis.
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