Al escritor de best sellers de terror Stephen King le preguntaron en una ocasión cuál era para él la personificación del terror. La respuesta fue reveladora: Ronald McDonald. El payaso encargado de deformar la figura de millones de niños en todo el mundo a través de sus prefabricadas hamburguesas recibió ese raro honor. Y no es extraño, ya que muchas personas nos sentimos perturbadas cuando vemos sonreír a un payaso. Tal vez no podamos evitar preguntarnos de qué demonios se ríe. Tal vez dudemos de que conserve su sonrisa tras la máscara. O que la sonrisa que tenga no sea precisamente amistosa... Probablemente el halo amargo y contradictorio que acompaña a los payasos es algo que debemos a la ópea italiana y al personaje de I Pagliacci, que con el tiempo ha adquirido tonos más siniestros. De algún modo por ser un elemento que toca nuestra etapa más frágil y posibilitadora, la niñez, la figura del clown ha conseguido esa habilidad de despertar en muchos de nosotros terrores irracionales e infantiles.
El propio Stephen King exploró el terror a los payasos en una de sus obras más inquietantes, It. La novela tuvo una pésima adaptación al cine (imagen superior) con reparto televisivo. Y es algo general decir que las películas de terror con payasos son series B de corte muy pobre o películas gore sin ningún interés real para los amantes del género. La más destacada de las películas del género tal vez sea la rara y divertida Payasos Asesinos (Killer Klowns from Outer Space, 1988) donde los payasos eran además alienígenas. Otros títulos, como Dead Clowns (2003) o Fear of Clowns (2005), que tuvo una secuela en 2007, no merecen ni un visionado.
Pero si hay un medio que ha logrado adaptar con brillantez la figura del payaso con toda su complejidad es la televisión a través de la serie de animación por excelencia, los Simpson. La figura de Krusty el Payaso, un clown televisivo borracho, especulador y narcisista, arisco con los niños y tirano con sus subordinados, representa como pocos personajes la ambigüedad de los payasos. El personaje bebe también del siniestro Ronald McDonald, y de hecho tiene una cadena de restaurantes, entre otros muchos negocios de muy dudosa procedencia. El personaje ha protagonizado alguno de los populares episodios de Halloween, dejando salir el lado más macabro de la serie.
Por si esto fuera poco la serie nos ofrece a otro payaso siniestro en la figura del villano por excelencia, alter-ego de Bart en la serie, el maquiavélico, intelectual y refinado psicópata Actor Secundario Bob. El personaje ha protagonizado numerosos planes de aniquilación, convirtiéndose en uno de los más populares secundarios del show.
Otro medio que ha sabido explotar la figura del payaso siniestro ha sido el cómic a través de la figura del Joker, némesis del caballero nocturno, Batman. El personaje fue ideado por el creador del cómic, Bob Kane, en 1940, inspirándose en la película The Man Who Laughs (1928), una película muda realizada por el director expresionista Paul Leni. La película es un melodrama basado en la obra de Victor Hugo, pero la imagen terrorífica de la sonrisa desencajada del protagonista (foto inferior) sirvió para definir al payaso del crimen más popular del cómic. El Joker era el contrapunto perfecto del siniestro Batman, un arlequín colorido que mostraba un lado siniestro y extremadamente psicópata. En sus orígenes el personaje era muy oscuro, un asesino macabro que fue virando en los 60, a través de los comics y la popular serie de Tv Batman hacia un bromista guasón y pesado.
Es en los años 80 cuando el personaje recupera todo el terror de sus orígenes, gracias a obras tan destacadas como La Broma Asesina, probablemente la obra maestra del personaje, una joya a cargo de Alan Moore y Brian Bolland. Tim Burton optó por llamar a Jack Nicholson para interpretar al personaje en su adaptación cinematográfica, una opción acertada dada la especialidad del actor en personajes desquiciados, aunque Nicholson no daba del todo el aspecto físico del Joker. Christopher Nolan ha optado por su parte por cuidar más la imagen (y posiblemente menos el fondo) al contratar al fallecido Heath Ledger para el que será uno de los blockbusters de este verano, Batman: The Dark Knight.
Y hemos dejado para el final lo más terroríco, la realidad. Hablamos de John Wayne Gacy, también conocido como Pogo o el payaso asesino. Este siniestro asesino en serie mató a 33 personas, de las cuales se encontraron 28 cadáveres, de entre 9 y 20 años. Gacy era un ciudadano ejemplar, un hombre de negocios amante de su familia que dedicaba su tiempo libre a amenizar a los niños hospitalizados disfrazándose de payaso. Llegó incluso a presentarse a concejal, pero el hecho de que una de sus víctimas sobreviviese hizo que se descubriera el macabro secreto de Gacy, quien abusó sexualmente de 33 jóvenes y niños para después matarlos y acabar enterrándolos. En 1978 confesó sus crímenes.
Gacy fue ejecutado en 1994, durante el tiempo que pasó en prisión pintó numerosos cuadros de estilo naïf, siendo uno de sus motivos más repetidos el de payasos. Tras su muerte sus cuadros fueron subastados, y como suele ocurrir en estos casos macabros el asesino encontró un pequeño culto de admiradores, que cada año celebran su ejecución con camisetas y fiestas. También existen películas basadas en la vida de Gacy, el telefilm To Catch a Killer (1992) y la más reciente película Gacy (2003), así como diversos grupos musicales que han rendido su particular culto al payaso del terror a través de canciones y otros bizarros homenajes.
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