Los nuevos residentes del zoológico de Edimburgo, Tian Tian y Yang Guang, llevan unos días acoplándose a su nuevo hogar.
Son los primeros pandas gigantes que viven en el Reino Unido en 17 años y su llegada se da después de años de diplomacia, consultas con expertos y, sobre todo, la difícil tarea de transportarlos más de 8.000 kilómetros desde su anterior hogar en la reserva de Ya'an en Chengdu, China.
Dave Lange, el director de los vuelos charter de FedEx Express -que transportó a los pandas- dijo que para el vuelo de nueve horas, tres equipos de especialistas en tres países coordinaron todos los detalles durante 21 meses.
Como con cualquier operativo para trasladar animales raros, Lange dijo que la logística fue el punto clave: 'Es necesaria mucha planeación', dijo.
Antes, su equipo había transportado osos polares, tigres blancos, elefantes, un rinoceronte, leones, gorilas y hasta un tiburón tigre de cuatro metros.
De acuerdo con Lange, la misión comenzó en marzo de 2010 e incluyó grupos de expertos en China, en Escocia y en Estados Unidos.
El avión que llevó a los pandas fue preparado y cargado con contenedores llenos de bambú y agua potable en la ciudad estadounidense de Memphis. De ahí voló a Chengdu vía Anchorage, Alaska.
Los contenedores en los que viajaron los osos fueron transportados mucho antes, pues los animales debieron ser introducidos gradualmente en ellos.
'Queríamos que los animales se acostumbraran a sus recintos antes de viajar', dijo Large. 'Estos fueron construidos teniendo en cuenta las especificaciones del zoológico y el santuario de pandas'.
'Son de acero y acrílico, con postigos que se pueden cerrar si el panda quiere tener privacidad. Son muy espaciosos para los animales'.
Una vez dentro de su contenedor, los pandas fueron llevados en un camión hasta el aeropuerto de Chengdu, donde fueron revisados por autoridades ambientales. Con mucho tiempo de antelación se prepararon también los documentos de exportación.
Los contenedores fueron subidos al avión, donde -además de la tripulación- se encontraban un experto que debía asegurar que los pandas estaban a salvo, dos ayudantes y un veterinario con la labor de monitorear a los animales durante el vuelo.
Lange dice que al piloto se le pidió que hiciera todos sus esfuerzos para evitar turbulencias.
Una vez en Edimburgo, los pandas fueron transportados -con acompañamiento policial- a su nuevo hogar en el zoológico de Edimburgo, justo en el mismo sitio donde antes vivían los gorilas.
Sus nuevos guardianes tendrán que darles más de US$100.000 en comida al año y tendrán que importar la mayoría del bambú desde los Países Bajos.
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